La reforma constitucional es un tema donde se debe trabajar muy a fondo, empezando por los partidos políticos. En este caso, la peteción del Gobierno socialista de modificar cuatro puntos de especial interés social deben tratarse con el respeto que merecen y no servir como propaganda política de uno u otro partido. Estas reformas se llevarían a cabo en los siguientes puntos: la supresión de la preferencia del varón en el trono, la recepción en la Constitución del proceso de construcción europea, la inclusión de la denominación de las Comunidades Autónomas y por último y no menos importante, la reforma del Senado.
Esta claro que en pleno siglo XXI, estos cambios son más que necesarios, sobre todo teniendo en cuenta cómo ha cambiado España desde el año 78, cuando fue aprobada. En primer lugar encontraríamos el tema de la sucesión al trono por parte de la mujer. Este tema está en boca de todos debido al reciente nacimiento de la hija de las Príncipes de Asturias, aunque puede que sea el que menos peso contenga de los cuatro que se pretenden tocar. Sin duda, la denominación de las autonomías y la reforma del Senado debe ocupar los grandes debates al tratarse de una "gran" reforma.
En el caso de las autonomías, lo que se pretende es que no sólo figuren sus nombre sino que Constitución y Estatutos no sean realidades paralelas. Con este cambio, la Constitución ya no iría a remolque de los nuevos cambios territoriales que se están dando en el país. Otra reforma igual de importante es la del Senado, ya que se lleva esperando desde 1983 cuando las autonomías se conviertieron en realidad. Con este cambio, el Senado se haría partícipe de su función: fijar los rasgos de la representación territorial y convertirse en partícipe de este cambio.
Esta claro que en pleno siglo XXI, estos cambios son más que necesarios, sobre todo teniendo en cuenta cómo ha cambiado España desde el año 78, cuando fue aprobada. En primer lugar encontraríamos el tema de la sucesión al trono por parte de la mujer. Este tema está en boca de todos debido al reciente nacimiento de la hija de las Príncipes de Asturias, aunque puede que sea el que menos peso contenga de los cuatro que se pretenden tocar. Sin duda, la denominación de las autonomías y la reforma del Senado debe ocupar los grandes debates al tratarse de una "gran" reforma.
En el caso de las autonomías, lo que se pretende es que no sólo figuren sus nombre sino que Constitución y Estatutos no sean realidades paralelas. Con este cambio, la Constitución ya no iría a remolque de los nuevos cambios territoriales que se están dando en el país. Otra reforma igual de importante es la del Senado, ya que se lleva esperando desde 1983 cuando las autonomías se conviertieron en realidad. Con este cambio, el Senado se haría partícipe de su función: fijar los rasgos de la representación territorial y convertirse en partícipe de este cambio.
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