La unión hace la fuerza

El 9 de mayo de 1950 es la fecha en la que Europa decidió unirse para formar un conjunto de países sólidos y capaces de hacer frente a las adversidades. La II Guerra Mundial hizo plantearse a los teóricos la necesidad de unir a un territorio fragmentado por los conflictos bélicos para así conseguir una mejora común. En aquel momento se plantean tres realidades por las que se considera necesario sacar a flote un proyecto que hoy en día se presenta como la mejor opción para todos los que formamos parte de este contiente. Por un lado estaba la idea de concienciar a los europeos de su propia debilidad frente a las dos superpotencias del momento como eran Estados Unidos y la Unión Soviética. A esto se le suman dos características más. Una, concienciar también a los países de que había que evitar nuevos enfrentamientos bélicos entre territorios europeos y dos, hacer posible un deseo que miles de europeos tenían en la cabeza; crear un contienente más sólido y justo en las que las relaciones exteriores se realizaran bajo un marco de entendimiento y concordia.

Parece que éstas ideas fueron más que convincentes para comenzar a andar por un camino largo y difícil con una meta común, convertir la Unión Europea en una realidad consistente. Seis estados fueron los que en 1951 cogieron la rienda del proyecto que Robert Schuman había propuesto un año antes. Estos países como son Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos se unieron para formar la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero). Tras este primer acuerdo y pasados más de 20 años después, en 1973, se unieron Dinamarca, Irlanda y el Reino Unido y en el 79 se llevaron a cabo las primera elecciones al Parlamento Europeo por sufragio universal directo.

Grecia, España, Portugal, Alemania, Austria, Finlandia y Suecia terminan de unirse entre los años 80 y 90. Todas estas uniones servirán para afianzar lazos entre países y ver crecer la economía europea catalogada como una de las más sólidas según el Fondo Monetario Internacional. A esto se le sumó la entrada del Euro como moneda única para todos los países miembros así como la entrada de diez países más. Parece que el imparable rumbo que ha tomado este proyecto se presenta como una apuesta muy firme por ser un núcleo potencial importante.

Todos debemos creer en Europa como una realidad sociel, económica y geográfica para así poder hacer frente a los nuevos proyectos que vayan surgiendo. La entrada de nuevos países supondrá una apuesta en firme para la integración y ayuda a los territorios que necesitan del apoyo europeo para desarrollarse. Ahora sólo queda continuar construyendo la Constitución Europea para conseguir ser más fuertes en voz y voto.